A muchos niños les encanta hablar, incluso a los que dicen solo pocas palabras. Para los pequeños, hablar no es solo divertido, sino que también les ayuda a desarrollar sus habilidades comunicativas. ¿Cómo puedes motivar a tu niño para que converse contigo y mantenga su interés? A continuación te brindamos seis consejos.
- Habla con tu niño sobre las actividades diarias
Para un niño pequeño, cada día es una aventura. Aprovecha cualquier actividad que hagas con tu hijo para hablar sobre ello (ir al supermercado, a lavar el auto o a la tintorería). Anímalo a que te haga preguntas sobre cualquier duda que tenga.
Antes de acostarlo por la noche, hablen sobre lo que hicieron durante el día. Si las respuestas de tu pequeño son súper cortitas (de dos palabras, por ejemplo), trata de hacerle preguntas específicas para que te ofrezca más detalles.
Digamos que tu niño te contó que fue al parque. Motívalo para que te diga más, con preguntas como las siguientes: “¿Quién te llevó al parque?”, “¿Con quién jugaste?”, “¿Qué juego te gustó más?”.
Al pensar en tus preguntas, procura que las respuestas vayan más allá de un sí o un no. Recordar y hablar sobre lo que ocurrió en el día, puede ser muy útil para los padres cuyos niños van a un centro de cuidado infantil. Eso les ayuda a estar al día de las actividades de sus hijos.
- Haz una pausa mientras le lees a tu niño
Después de leer cien veces el libro favorito de tu niño, no te sorprenda que se lo sepa de memoria. Una manera de motivarlo para que practique sus habilidades verbales en constante desarrollo, es hacer una pausa en diferentes partes de sus libros favoritos para dejar que él complete la oración.
Si tu pequeño necesita una ayuda, dale alguna clave o pista. Si le dices la palabra que falta, pídele que la repita después de escucharla. Eso le permitirá practicar la pronunciación de palabras nuevas.
- Diviértanse con juegos de palabras
Hablar será muchísimo más divertido para tu niño cuando se convierta en un juego. Cuando estés en cualquier lugar (un café, el aeropuerto, el supermercado, etc.) jueguen a descubrir cosas (pregúntense el uno al otro “¿Qué es esto?”). Señala todo tipo de objetos y pídele a tu niño que diga el nombre correcto. Para que no se frustre, empieza con un par de cosas que ya conoce (un carro, un gato o una manzana, por ejemplo).
Luego, de vez en cuando, apunta hacia algún objeto que es nuevo para él. Si no sabe la palabra, dísela al oído y déjalo que la repita en voz alta. Descríbele el objeto y explícale cómo funciona. (“Esto se llama paraguas y lo usamos sobre nuestras cabezas cuando llueve para no mojarnos”).
A los niños más grandecitos les gustan los juegos un poco más difíciles. Uno que puedes probar es preguntarle a tu hijo “¿Qué pasa después?”. Empieza a contarle un cuento, y cuando estés en lo más emocionante de la historia, pídele que describa lo que ocurre después.
Si tu niño aún no cuenta con las habilidades verbales como para darte muchos detalles sobre el relato, le puedes hacer algunas preguntas clave para ayudarle. Por ejemplo, “¿Crees que el perrito se escapó?” Una vez que decidan cómo va la historia, puedes preguntarle más cosas como “¿Dónde crees que encontrarán al perrito?” o “¿Quién lo encontrará?”.
- Motiva a tu niño a hablar por teléfono
La mayoría de los niños desarrolla una fascinación por los teléfonos mucho antes de que puedan decir una palabra. Eso te puede ayudar a animar a tu niño a hablar. Cuando recibas llamadas de tu familia o tus amigos, pásale el teléfono a tu niño por un ratito.
Trata de no hacer videollamadas para que tu hijo no utilice pistas visuales que lo ayuden a comunicarse. Eso lo forzará a pulir su pronunciación. Si notas que empieza a frustrarse, es recomendable que le ayudes a expresar lo que quiere decir.
Ponte de acuerdo con la persona que está en la otra línea de antemano. Pídele que le haga a tu niño preguntas sencillas. Si tu niño no las contesta, dale una ayudadita. Algunas ideas: “¿Puedes decirle a tu abuela qué comiste esta mañana?” o “¿Con qué juguetes jugaste hoy en el parque?”.
- Incluye a tu niño en la conversación
No asumas que a los pequeños no les interesan las conversaciones de los adultos. Tu niño comprende más de lo que piensas.
Si tú y tu pareja hablan sobre el color que pintarán la cocina, por ejemplo, hazle preguntas a tu niño al respecto (“¿De qué color es la pared de la cocina?” o “¿Qué color te gustaría para pintar las paredes de la cocina?”). Aunque es poco probable que termines pintando las paredes del color favorito de tu niño (un rojo brillante), es bueno que brinde su opinión.
- Graba a tu niño en video
A la mayoría de los niños les encanta que los filmen. Avísale que lo estás grabando para ver cómo reacciona. Algunos niños empezarán su espectáculo de inmediato, mientras que otros necesitarán que los orienten un poco sobre qué hacer frente a la cámara. Si tu niño tiene una canción favorita, pídele que la cante.
Hazle una serie de preguntas como si estuvieran en un programa de televisión. Para mantener su interés, enséñale pronto su video. Una vez que se vea y escuche a sí mismo, estará emocionado de ser el protagonista de más “películas”.