Aprender a resolver los conflictos de manera satisfactoria no es fácil, pero podemos enseñar a nuestros hijos a hacerlo para que de adultos también sepan.
Intentar proteger a los niños de los conflictos para que no sufran por ellos es un error muy grande. Los conflictos son una parte normal de la vida de los adultos, pero también de los niños. Los niños tienen diferentes necesidades y deseos unos de otros o quizá quieran lo mismo al mismo tiempo, algo que puede desembocar en conflicto.
Las formas más comunes en las que los niños responden a los conflictos incluyen discusiones y agresiones físicas, así como las respuestas pasivas (evitando al otro o no hacer caso). Cuando los niños gestionan mal los conflictos puede tener un impacto negativo en su desarrollo emocional y en las relaciones con los otros, además su autoestima e incluso su aprendizaje también se puede ver afectados.
Es necesario enseñar a los niños las habilidades necesarias para resolver los conflictos. De esta manera, cuando aprenden a manejar los conflictos de forma efectiva, las habilidades de los niños para llevarse bien con los demás pueden mejorarse significativamente. Cuando un niño aprende a manejar los conflictos será un niño más feliz, tendrá mejores amistades y sabrán manejar los conflictos en la infancia y en la vida adulta.
La falta de autoconfianza puede ocasionar que no sepamos resilver los conflictos
ENFOQUES PARA AFRONTAR EL CONFLICTO
Los niños pueden intentar salirse con la suya en el conflicto a toda costa mediante el uso del chantaje o de la fuerza. Algunos intentarán detener el conflicto mientras que otro querrán evitar la situación por completo, pero en ningún caso se estará enfrentando el conflicto para solucionarlo.
Se pueden utilizar a los animales para que los niños entiendan cómo se enfrentan a los problemas, por ejemplo:
- El león, tiburón o el toro: utiliza la fuerza (grita, debate, amenaza...).
- El oso de peluche o el pescado: cede (evita las peleas e intenta hacer feliz a los demás).
- Avestruz o tortuga: evitan el conflicto (no quiere conflictos, se distrae, habla de otra cosa, etc.).
A veces estos enfoques parecen funcionar a corto plazo pero se generarán otros problemas porque no son eficaces. Cuando los niños utilizan la fuerza para ganar un conflicto generará resentimiento y miedo en los demás. Los niños que quieren 'ganar' a toda costa usando la fuerza desarrollarán un patrón de dominar e intimidar a otrospara conseguir lo que quieren.
Los niños que tienden a evitar el conflicto pueden carecer de confianza y de las habilidades necesarias para poder comportarse con una forma asertiva de comunicación. Estos niños serán más propensos a ser dominados o acosados por otros ypueden sentir ansiedad negativa hacia sí mismos y hacia los demás.
Es posible que en lugar de responder al conflicto de forma positiva se deba buscar un resultado justo. Es necesario que los niños dejen de ver los conflictos como una competencia donde uno gana y otro pierde. El conflicto puede y debe ser visto como una oportunidad para construir relaciones más sanas y más respetuosas. Esto sólo se conseguirá gracias a la comprensión de las perspectivas de los demás.
¿GANAR O PERDER?
Los adultos tienen un impacto muy importante en cómo los niños afrontan el conflicto. A menudo, los adultos animan a los niños a lidiar con los conflictos por compromiso pero no por enseñar las habilidades necesarias a los niños, si piden perdón es más que suficiente. Esto es un error.
Es necesario enseñar a los niños que resolver un conflicto no significa que nadie gane o pierda por completo. Las personas en un conflicto tienen algo que quieren y algo que dar. A partir de los 8 o 9 años los niños pueden comprender qué es la equidad y que existen normas sociales para asegurarla. Para poder asegurar la equidad en las relaciones personales hay que comprometerse con los demás.
Es necesario utilizar el enfoque de ganar-ganar donde todos pueden ganar ante un conflicto. Esto significa que los niños deben buscar soluciones creativas para que todo el mundo se sienta contento y todos, puedan conseguir lo que quieren para solucionar el problema. Este animal sería el Búho, porque es el que sabe ganar sabiamente: busca formas de ayudar aa todo el mundo en el conflicto para conseguir lo que se quiere.
HABILIDADES PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
La resolución de conflictos efectiva requiere que los niños apliquen una combinación de habilidades sociales y emocionales bien desarrolladas. Estos incluyen habilidades para el manejo de los propios sentimientos, la comprensión de los demás, tener una comunicación efectiva y saber tomar decisiones acertadas.
Los niños deben aprender a controlar las emociones fuertes y a expresar verbalmente lo que sienten y opinan
Los niños necesitan la orientación suficiente para aprender estas habilidades. Aprender a usar todas las habilidades de forma efectiva requerirá madurez, pero también y sobre todo: práctica.
Los niños que reciben una buena guía para poder resolver los conflictos podrán comenzar a usar un modelo de ganar-ganar y poco a poco desarrollar sus propias habilidades para resolver los conflictos de forma independiente.
LO QUE LOS NIÑOS DEBEN APRENDER
- Manejar las emociones fuertes: aprender estrategias para controlarlas
- Expresar verbalmente los pensamientos y sentimientos propios: identificar los pensamientos y sentimientos para poder expresarlos
- Identificar el problema y expresar las propias necesidades: hablar de los propios deseos, de las necesidades, temores o preocupación sin exigir una solución inmediata
- Comprender la perspectiva de la otra persona: escuchar lo que la otra persona quiere y sus necesidades, entenderla y comprender sin tener que estar de acuerdo. Responder de manera sensible y apropiada respetando sus necesidades
- Buscar soluciones al problema: buscar una variedad de opciones incluyendo las necesidades y preocupaciones de todas las personas implicadas
- Negociar una solución de ganar-ganar: ser flexible, tener la mente abierta, cuidar las necesidades propias así como las necesidades otra persona para ser firme
Es importante que cuando se ayuda a los niños a aprender a solucionar los conflictos, se escuchen primero todas las partes sin juzgar. Además hay que reconocer los sentimientos (por ejemplo la tristeza, la ira o la ansiedad), antes de buscar las soluciones. Cuando los niños se sienten valorados y comprendidos serán más capaces de buscar una solución al conflicto que hay presente. Cuando acepten sus sentimientos y sus emociones, entonces se podrá empezar a trabajar el problema para buscar soluciones de ganar-ganar.
Fuente: Maria José Roldan