Niños irritables, con problemas en el colegio, cefaleas, con dificultades para seguir instrucciones, que se quejan de estar cansados o que les cuesta quedarse dormidos son cada vez más comunes en las consultas de los especialistas pediátricos.
La causa, coinciden los médicos, suele ser siempre la misma: las pantallas a las que se exponen antes de dormir.
“Hay muchísimos casos en el último tiempo. La gran mayoría de los pacientes que consultan por trastornos de desarrollo o trastornos escolares no se dan cuenta de que la causa es la exposición a las pantallas”, dice la doctora Marcela Paredes, neuróloga infantil de la Clínica Santa María.
A su consulta llegan desde preescolares hasta adolescentes con este problema. “Hay niños chicos que están todo el día expuestos a las pantallas, de la tableta, del celular. Los papás los hacen comer o dormir mirando el celular, en plena ignorancia (de los problemas que esto trae)”.
El aumento de niños con problemas por la exposición nocturna a las pantallas es un problema global: en España, el hospital Vitas Nisa Rey Don Jaime admitió al diario ‘El Mundo’ que las consultas infantiles han aumentado en un 22 por ciento en los últimos cinco años, debido al “insomnio tecnológico”.
Dormir fragmentado
“No solo se duerme menos debido a las pantallas, también hay más despertares en la noche, algunos son imperceptibles, pero generan un sueño más liviano. Todo esto cambia la arquitectura del sueño. Y el sueño REM, que es cuando se sueña, en el que creamos memorias, se da de manera superficial”, advierte el doctor Pablo Brockmann, somnólogo del Centro del Sueño de la Red de Salud UC Christus. Y agrega: “Las pantallas son uno de los principales factores que afectan el sueño de las nuevas generaciones”.
Con él coincide la doctora Viviana Venegas, neuróloga infantil de la Clínica Alemana: “No es solo que duerman mal o que les cueste dormir, también tiene impacto al día siguiente en el funcionamiento cognitivo del niño, las capacidades de rendir en el colegio, el humor y otros problemas. Muchas cosas pasan durante el sueño: se regulan las hormonas –por ejemplo, las que se relacionan con el desarrollo corporal–, se resetea el cerebro, se consolida la memoria, se prepara para lograr mayores aprendizajes, también se relaciona con el metabolismo de la glucosa... es muy relevante para la salud general del niño”.
Hipertensión arterial y obesidad también están relacionados con un mal dormir, dicen los especialistas. “Las luces de cualquier pantalla tienen la misma intencionalidad lumínica que el día. Al recibir estímulo de luz día, el cerebro hace algunas cosas, y en la oscuridad tiene otras funciones. Entonces, cuando mantienes un estímulo lumínico, el cerebro no sabe qué hacer y se altera una serie de funciones, y eso se traduce en manifestaciones de disfunciones de la regulación metabólica y endrocrinológica”, dice la doctora Paredes.
Por eso se recomienda no exponerse a las pantallas al menos una hora antes de irse a dormir.
El doctor Brockmann reconoce que es difícil limitar el uso de pantallas, sobre todo entre los adolescentes. Por eso recuerda que algunos teléfonos, como el iPhone, tienen un modo para que la luz se vuelva más cálida y evite interferir tanto en la calidad del sueño.
Buscando otra solución, Google mostró hace una semana –en su conferencia para desarrolladores– una nueva función para celulares (llamada Wind Down Mode, que funcionará en el próximo sistema operativo Android), que detecta hábitos de sueño y cambia la pantalla a blanco y negro cuando se acerca la hora de dormir.
Sin embargo, tampoco hay que olvidar el papel de los padres, hace hincapié la doctora Venegas. “Es una labor educativa que hay que trabajar, no se puede tomar a la ligera. El rol de los padres en el uso adecuado de las tecnologías cobra real importancia en este”.
Medidas efectivas en casa
Para ayudar a que los niños tengan una relación saludable con la tecnología, la Asociación Americana de Pediatría recomienda poner límites de horarios en los que se pueda estar “conectado”. Además, recuerda que el tiempo 'online' no tiene por qué ser un tiempo en solitario. “Vea jugar e interactúe con sus hijos cuando usen pantallas. (...). No se limite a monitorear lo que hacen”, se lee en el sitio web.
Crear espacios y momentos sin tecnologías es otra clave: comidas, reuniones familiares, así como las habitaciones infantiles deben estar libres de pantallas.
También es buena idea apagar el televisor cuando nadie lo esté viendo, así como cargar los dispositivos electrónicos de noche y fuera del cuarto del hijo, para evitar que se sienta tentado a usarlo.
“No use la tecnología como un chupeta emocional. Los dispositivos electrónicos pueden ser muy efectivos en calmar y tranquilizar a los niños, pero no debe ser la única forma que aprendan a tranquilizarse. Los niños deben aprenden a reconocer y manejar sus emociones”, recomendó la Asociación Americana de Pediatría.
Fuente: AMALIA TORRES - El Mercurio (Chile)