Llegó la hora de entrar al jardín infantil y los padres comienzan a escuchar términos hasta entonces desconocidos como motricidad fina: qué su hijo tiene que desarrollarla, que le falta esto o aquello, que llegó el momento de recortar, o de pegar o de escribir.
Por fortuna, el tema es muy sencillo y natural: la motricidad fina se refiere a todo el movimiento que se hace con las manos y sus dedos, desde coger hasta soltar, pinzar, escribir, servir o tomar la cuchara para tomar una sopa, estrechar una mano y dibujar como artista.
El desarrollo de todas estas habilidades se da naturalmente, pues la motricidad fina es inherente a la vida misma, explica Marta Tobón, terapista ocupacional con especialización en docencia. Desde que el bebé nace, comienza a utilizar sus manos para conocer el mundo, para tocarlo, para leerlo.
Esto no significa que los padres no puedan ayudar, por el contrario, su apoyo puede ser muy importante y divertido, pues todo se logra al jugar. De acuerdo con Tobón, el ambiente en que crece el niño es fundamental, por eso recomienda dejar que sea libre e intente cosas de acuerdo con su edad y, por supuesto, que sean seguras, como dejarlo, a los 5 años, que se ponga la camiseta y la abotone, así le tome tiempo y le cueste trabajo.
Asimismo, dejarlo abrir el paquete de galletas cuando pueda hacerlo, y que las saque de una en una; meter el pitillo dentro del vaso del jugo; revolver con la cuchara; tenerle a mano lápices y colores de diferentes tipos; dejarlo que pinte y coloree libremente y a su gusto, sin regaños; que agarre el vaso con sus manos cuando ya pueda hacerlo sin sufrir y sin regañarlo porque riegue algo por el camino. En últimas, es dejarlo hacer sus propias cosas a medida que crece.
En ciertos casos, algunos niños presentan dificultades en el desarrollo de su motricidad fina, como cuando se presentan discapacidades, pero también existen niños sin limitaciones que se han desmotivado en sus actividades y trabajos manuales, porque les han exigido resultados no acordes con su edad, porque han comparado su trabajo con el de otros pequeños y no les ha gustado el propio, o porque no han madurado lo suficiente. En algunos de estos casos, los pequeños pueden necesitar una terapia ocupacional, pero por lo general, la naturaleza es sabia y cada quien lleva su ritmo. El peor error es presionarlos.
¡A divertirse!
Como casi todos los aprendizajes de los niños, la motricidad fina se desarrolla con naturalidad, jugando y con la presencia de un adulto que lo quiera y lo acompañe.
Tobón recomienda para estimular esta motricidad y ayudarle al niño en su crecimiento, realizar actividades como:
• Antes de cumplir el año: espichar, hacer sonar, meter o sacar cajas y empujar balones.
• De uno a tres años: darles fichas grandes para encajar, para ensamblar y salir al parque, porque resulta que la motricidad fina está totalmente ligada con el desarrollo del movimiento o motricidad gruesa. Si un pequeño no logra una buena postura, si no tiene fuerza en la espalda ni equilibrio, tendrá luego muchas dificultades para sentarse a escribir.
• De 3 a 5 años: jugar con plastilina, hacer masas, cocinar, ensartar con fichas grandes, recortar.
• De 5 a 8 años: pintar, armar rompecabezas, divertirse con juegos de mesa.
Los principales momentos de desarrollo de la motricidad fina:
1. Coger: cuando puede agarrar entre sus manos cualquier objeto, como el sonajero que antes solo le mostraban. Esto sucede hacia los 5 meses de nacido.
2. Coordinación visomotora: esto se refiere a la coordinación entre el ojo y los movimientos de la mano, fundamental para escribir, para poder seguir un renglón, para trabajos manuales, para casi todo lo que se hace manualmente, y es un proceso que se da poco a poco y naturalmente.
3. Soltar: no se trata de dejar caer un objeto, se trata de soltarlo con una intención y esto lo logra el bebé cuando entra a los 9 meses.
4. Zurdo o diestro: durante los primeros años, los niños utilizan las dos manos casi por igual. Hacia los tres años se aproxima más hacia la mano que utilizará como principal, pero es hasta los 7 años cuando ya establece definitivamente si el niño es diestro o zurdo. Antes de esto nada es fijo.
5. Juntar los dedos: es lo que se llama hacer pinza, poder utilizar el dedo anular o el índice junto con el pulgar para presionar algún objeto en el medio. Sucede desde el primer año.
6. El agarre: es lo que se hace con las manos para, por ejemplo, tener un esfero entre los dedos o presionar una cuchara, tomar entre ellos un vaso, o pasar las hojas de un libro. Este es un proceso que se inicia a los 3 años y termina perfecto hacia los 7.
Tips
A la hora de buscar un jardín, mira que tenga juguetes para usar con las manos, rompecabezas, fichas para encajar y para ensartar, lápices, colores, pinceles y, sobre todo, que sí los usen.
• No le pidas a tu hijo más de lo que pueda dar y busca un jardín infantil o un colegio que respeten el desarrollo natural del niño. Cuando se le exige lo que no está listo para dar, el pequeño se frustra y se considera incapaz.
• No adelantes momentos como colorear y escribir, no pretendas que los cuadernos y la letra sean perfectos, y entiende que durante un tiempo será normal que se salga del renglón.
• No le pongas tanta tiza al computador y a las tabletas, unos cuantos minutos jugando con sus dedos y la tecnología no le harán daño y sí le permitirá desarrollar destrezas.
Fuente: http://www.abcdelbebe.com/estimulacion/como-estimular-la-motricidad-fina-de-mi-hijo-12941