Qué cambios de producen en el niño preadolescente, es decir, entre los 9 y 13 años de edad
La preadolescencia, ese estado vital entre la niñez y la adolescencia, marca el comienzo de una nueva etapa de construcción de la identidad de nuestros niños. En esta construcción de su YO, intervienen cambios corporales, conductuales y emocionales. De estos cambios emocionales es de lo que trata este artículo, orientado a los padres de niños adolescentes.
A qué edad empieza la preadolescencia
Cada niño tiene, como es lógico, su propia maduración y cada uno llegará antes o después a esta etapa, pero en líneas generales podemos situar la preadolescencia entre los 11 y 13 años. Hay quien lo sitúan incluso un poco antes entre los 9 y los 10. Pero es más o menos en el momento en el que los cambios físicos producto de la maduración biológica empiezan a cambiar el cuerpo de nuestros hijos cuando comienzan también los cambios emocionales y conductuales propios de esta fase.
Cambios emocionales que indican el inicio de la preadolescencia
Los cambios en esta etapa son muchos y muy variados. Cada niño los experimentará con más o menos intensidad, pero en prácticamente todos ellos podremos ver algunos muy característicos como los siguientes.
- Aparecen nuevos miedoscomo el miedo a hacer el ridículo o el aumento de su sentido del pudor y la vergüenza ante su propio cuerpo. En este momento pueden empezar a surgir conflictos relacionados con su imagen corporal con los que tendremos que ir con mucho tacto a la hora de abordarlos.
- Es un momento en el que aparece la necesidad de mayor intimidad, los niños se van alejando de nosotros, observamos cómo pasan más tiempo en sus cuartos escuchando música o leyendo. En realidad este comportamiento no nos debería preocupar en exceso puesto que es lo que deben hacer en este momento para construir su propia identidad, siempre y cuando nuestros lazos afectivos y comunicativos no se rompan.
- Es también una fase en la que los niños tratan como sea de agradar a sus amigos. Su grupo de iguales empieza a ser su centro de referencia para construir sus pensamientos, adoptan actitudes,jergas propias del grupoy muy diferenciadas de los padres.
- La labilidad emocional, es decir, la fluctuación de un estado de alegría a uno de profunda tristezatambién caracteriza esta etapa. Para los niños que están en esta fase todo es o extremadamente ideal o justo lo contrario. Se trata de un periodo lleno de ilusiones, de risas, de llantos, de discusión interna, ...un tiempo de grandes y profundos cambios que, como padres, debemos saber asimilar y gestionar.
Todos estos cambios y muchos otros pueden provocar fricciones y acabar en conflictos entre padres e hijos. Es especialmente importante que seamos conscientes que para ellos tampoco es fácil asumir todas estas transformaciones y que el paso de niño a adulto precisa del apoyo de unos padres comprensivos mas no permisivos.
Fuente: Sara Tarrés - Psicóloga Infantil