Actualmente muchos niños y niñas son remitidos a consulta por sus maestros, quiénes solicitan a los padres que los evalúen, puesto que "tienen problemas de atención".
Por un lado, los docentes manifiestan: "El niño se distrae constantemente (...) no presta atención a lo que le digo (...) cuando le hablamos está mirando a otro lado (...) se olvida de hacer las tareas que se le deja para casa"; mientras que los padres señalan: "Mi hijo se olvida los útiles en el colegio (...) cuando se le manda a hacer algo se demora (...) es muy distraído (...) pierde cosas (...) no le gusta hacer tareas difíciles (...) ha bajado en sus notas".
Pero, ¿qué es la atención y cuando consideramos que es un problema?, ¿cómo podemos mejorar la atención en clase? Antes de facilitar los tips, es importante conocer algunos conceptos que permitirán una mejor caracterización de los problemas y corregirlos.
Veamos, la atención desempeña un papel importante en diferentes aspectos de la vida de las personas, constituyendo la capacidad de aplicar voluntariamente el entendimiento a un objetivo, tenerlo en cuenta o en consideración. Tal es así que Kolb & Wishaw (2009) indican que es una propiedad del sistema nervioso que dirige las acciones complejas del cuerpo y del encéfalo, siendo la base del entendimiento y de la acción (Gil, 2007). De otro lado, durante mucho tiempo el proceso de atención no se definía de manera precisa, ya que en contraste con la memoria, la percepción y el pensamiento, la atención no tenía un producto propio y sólo servía como fondo para la realización exitosa de todos los demás procesos psicológicos (Quintanar & Solovieva, 2004). Sin embargo, lo que ahora conocemos de atención es basto, ya que no es un concepto único, sino el nombre atribuido a una variedad de fenómenos determinados por una serie de variables externas (potencia, cambio tamaño, contraste, repetición y movimiento del estímulo) como internas (emoción, estado orgánico, intereses, sugestión social y curso del pensamiento) que favorecen de manera positiva o negativa para que se lleve a cabo una tarea, se pierda el interés o simplemente no se cumpla con una actividad.
Según Orjales (1999) y López-Ibor & Valdés (2002), podríamos estar hablando de un problema de atención cuando el niño cumple con seis o más de los siguientes criterios:
A menudo:
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Además de todo lo mencionado anteriormente, también es factible encontrar que los padres y profesores reporten: problemas académicos, un bajo rendimiento escolar y en algunos casos problemas de aprendizaje asociados al déficit de atención; por lo que requerirán de atención tanto psicológica como apoyo de los docentes (Echavarría, 2012).
Las siguientes sugerencias están dirigidas a profesores y padres con niños de cualquier edad; claro está que algunas serán más y mejor apropiadas para niños pequeños y otras para mayores. En general nos ayudará:
- Priorizar el uso de reforzamiento positivo y la anticipación, de tal manera que se minimice la aparición de conductas oposicionistas, por ejemplo dar la siguiente indicación para toda el aula evitando el dirigirse sólo a un determinado niño: "Quién termine todas sus tareas hoy, podrá salir al recreo o recibir un premio".
- Preferiblemente utilizar premios en lugar de castigos, con el fin de que el niño sienta al colegio y al domicilio como lugares de referencia donde se le aprecie, quiera y se le enseñe.
- Las actividades de los niños deben tener una secuencia, ya que por lo general suelen mostrar una falta de organización, por ello es pertinente que tengan a la mano recordatorios o una lista de referencia de lo que tienen que hacer.
- Después de las reglas que se le han asignado, hacer que ellos las escriban y las entiendan, ya que los niños establecen confianza en la medida en que saben qué se espera de ellos.
- Determinar límites y normas claras de trabajo en aula, recordándoselos diaria y preventivamente, por lo menos en cuatro momentos de la jornada escolar: Al comenzar el día de trabajo; antes de salir al recreo; al regresar del recreo o antes de iniciar las actividades de salida.
- En el aula, se deberá de plantear normas para todo el salón, no sólo para aquel niño que presente dificultades de atención. Por ejemplo mencionar: "Quién se pare de su sitio, se quedará diez minutos más a la hora de salida", "Quién no culmine de copiar lo que esta en la pizarra, se quedará diez minutos más a la hora de salida", etc.
- Retirar la atención ante las conductas inadecuadas que presente y reforzar con atención el buen comportamiento; es decir, si el niño se levanta de su asiento, se le debe de ignorar; por el contrario deberá de acercarse a su sitio a mirarlo y apoyarlo amigablemente cuando él se encuentre trabajando.
- Modificar las condiciones del ambiente del aula para favorecer la concentración en clase, es decir cambios en el espacio, la distribución y/o localización de los pupitres, etc. Por ejemplo:
- El niño debe tener la posibilidad de trabajar solo en una carpeta aislado cuando necesite realizar tareas que requieran concentración.
- Colocar al menor en la silla de adelante, ya que al tenerlo en primera fila, facilitará a que tenga una mejor visibilidad y menos distractores.
- Nombrar al niño como el encargado de cerrar la puerta del salón a la hora del recreo, ello puede evitar que empuje a los compañeros para ser el primero en salir ya que forzosamente él será el último en salir.
- Evitar que lleve al colegio estuches sofisticados o algunos otros materiales, puesto que ello ayudará a reducir la distracción.
- Limitar la decoración del aula: posters, láminas, figuras, fotos o cualquier estímulo gráfico que pueda disminuir la atención del menor a la clase.
- Reconocer al niño en público cuando logre mantenerse durante un tiempo prolongado en su sitio, esto puede ser a través de comentarios positivos en toda la clase o hacerle un comentario en privado.
- Hacer un calendario de actividades tan predecible como sea posible, colocándolo en la pared de la clase o en el pupitre del niño, con el fin de organizar sus actividades y que las puedan recordar.
- Valorar más la calidad de las tareas realizadas que la cantidad, ya que los niños con falta de atención frecuentemente necesitan una carga de tareas reducida y esto se irá ampliando a medida a que ellos vayan aprendiendo.
- Supervisar y chequear los progresos frecuentemente, ya que los niños que tiene dificultades de atención suelen beneficiarse enormemente de "feed-back", ya que los mantiene motivados y van sabiendo qué se espera de ellos y si vienen alcanzando sus metas.
- Se sabe que las actividades largas agotan rápidamente a aquellos menores que presentan déficit de atención y suelen mostrar respuestas emocionales tales como: "Yo nunca seré capaz de hacer esto (...) no puedo hacerlo (...) no sé (...) esto es difícil?, por lo que será necesario dividir las actividades largas en varias actividades cortas y por lo tanto el niño dejará la sensación de estar agotado y en el caso de los niños pequeños puede evitar "la aparición de pataletas" que son base de la frustración anticipada.
- Siendo la memoria un problema frecuente en estos niños, es imprescindible enseñarles algunos "trucos", como: claves, ritmos, códigos y similares pueden ayudar a incrementar la capacidad mnésica.
- Reducir las instrucciones y las posibilidades de elección mediante uso de un lenguaje más simple, puesto que esto nos asegurará una mayor posibilidad de que comprenda el mensaje. Sin embargo, si es necesario, se le deberá explicar de varias maneras diferentes y formas que llamen su atención, hasta asegurarnos que nos comprendió.
- Los niños con falta de atención, no tiene idea de cómo se encuentran o cómo se han estado comportado, por ello, debemos tratar de brindarle información de forma constructiva con preguntas tales como: "¿sabes lo que acabas de hacer?, ¿cómo crees tú que pudieras haber dicho eso en otra forma?, ¿por qué crees que aquella niña, mamá, jovencita o la señorita se ha puesto triste cuando tú le dices lo que estás diciendo?".
- Enseñar destrezas y generar habilidades para resolver exámenes, puesto que los niños presentan dificultades en cualquier tarea que requiera planificación y más en una que le resulte estresante o frustrante.
- Intentar tener un cuaderno o agenda de comunicación hogar-escuela, ya que esto puede ayudar con la comunicación diaria entres maestros y padres; además, podría evitar "desencuentros" de las reuniones, contribuiría con el "feed-back" que los niños necesitan y serviría como medio para conocer progresos o momentos de mayor dificultad y analizar las causas.
- En lo posible evitar aquellas situaciones que el niño con falta de atención no puede controlar, por ejemplo que no esté mucho tiempo inactivo, evitando situaciones en donde tenga que esperar ya que dedicaría a incordiar.
- La escritura a mano es difícil para muchos de estos niños, por lo que será necesario considerar el desarrollo de alternativas ocasionales o como refuerzo al medio oral o el empleo del teclado de la computadora.
- Los premios y/o recompensas deberán de aplicarse de forma inmediata a lo que deseamos reforzar y deben ser posibles, fáciles y disponibles de inmediato; esto dará un buen resultado, especialmente con niños pequeños, al asociar el premio a la conducta que deseamos.
Por último, debemos tener en cuenta que el niño con falta de atención presenta una dificultad, por lo que su comportamiento no lo puede controlar, por lo que será necesario comprenderlo y sobre todo tener paciencia, mucha paciencia.
Si en caso los padres o profesores no logren manejar estas dificultades, será pertinente que soliciten la consejería y apoyo de un profesional especializado.