¿Qué es el sistema vestibular?
Pese a que todos estudiamos el cuerpo y los sentidos en la escuela, el sentido o sistema vestibular nos sigue pareciendo algo bastante desconocido. Sin embargo, su importancia para nuestro desarrollo es esencial. Es nuestro sentido del movimiento. Nuestros receptores vestibulares envían informaciones a distintos lugares de nuestro cerebro, por eso tiene tantas funciones. Sergio Serrada (2016) nos lo presenta con una metáfora:
“Imagina que tu cuerpo es un coche donde toda la información se guarda y almacena. Y dentro del oído interno se encuentra nuestro propio sistema GPS interno, nuestro sistema vestibular. El sistema vestibular es la guía interna que le dice a tu cuerpo dónde se encuentra y hacia dónde tiene que ir, por lo que trabaja mano a mano con los sistemas visual y propioceptivo. El sistema vestibular ayuda a nuestro cuerpo a responder de manera adecuada a la atracción gravitatoria, y al igual que un GPS, envía mensajes al cerebro y otras partes del cuerpo para informar sobre la información recibida y cómo debe ser usada.”
¿En qué funciones interviene el sistema vestibular?
- En la estabilidad del campo visual: nos ayuda a coordinar los músculos de los ojos con los de la cabeza. De esta forma, nos permite hacer el seguimiento visual al leer o copiar la lección de la pizarra a nuestros cuadernos.
- En el control del tono muscular y de la musculatura antigravitatioria:
- Reacciones posturales de extensión del tronco y la cabeza.
- Mantenimiento de la postura erecta permanente del cuerpo por activación del tono muscular.
- Mantenimiento del equilibrio tras los cambios de posición de la cabeza en el espacio.
- Coordinación bilateral de ambas partes del cuerpo: tanto en movimientos simétricos, por ejemplo al dar palmas; como en movimientos alternos, por ejemplo cuando montamos en bicicleta. Tener una buena coordinación bilateral es un prerrequisito para prácticamente todas las Actividades de la Vida Diaria y muchas actividades académicas.
- Junto con los sistemas propioceptivos y visual, nos ayuda a mantener nuestro equilibrio.
- Además nos proporciona seguridad gravitacional, que es la confianza de hallarse conectado a la tierra y de ocupar siempre un lugar seguro en ella (componente emocional).
- Regulación del nivel de alerta:
- Un nivel de alerta alto lo pueden mostrar niños con gran necesidad de moverse y que no paran quietos, tanto que les cuesta mantenerse sentados. De esta manera, la atención no es buena y acaba afectando a su rendimiento.
- Un nivel de alerta bajo va a presentarlo un niño que necesite mucho tiempo – energía para activarse y permanecer en una tarea forma sostenida. Pueden parecer lentos, cansados, distraídos… y también van a tener dificultades para tener un desarrollo óptimo.
¿Qué signos pueden indicarnos que estamos ante un problema en el sistema vestibular?:
Recordemos que los signos que recopilamos son sólo “cuadros generales”, y que en cada niñ@ estas dificultades se pueden manifestar de forma diferente, debido a los diferentes perfiles sensoriales y a otros factores.
Signos de hiporresponsibilidad:
- Busca gran cantidad de movimiento y de diferentes formas… ¡no para quieto, incluso se sube por los muebles!.
- Incluso puede buscar esas sensaciones de forma peligrosa.
- Le gusta que lo alcen o que lo eleven – lancen por el aire.
- Puede girar o balancearse sin marearse. De hecho, no se marea en situaciones en las que otros niñ@s sí lo harían.
- Le gustan los parques de atracciones.
- Tiende a mantener encorvada la parte superior de la espalda cuando hace deberes u otras actividades cuando está sentado.
- Tiene dificultades en usar juguetes u objetos en los que tiene que coordinar ambas partes del cuerpo.
Signos de hiperresponsabilidad o defensibilidad:
- Prefiere actividades sedentarias.
- Tiene miedo de las actividades que incluyen movimiento o que tienen requerimientos importantes de equilibrio.
- Tampoco le gustan las actividades en las que debe despegar los pies del suelo, de hecho no le gustan las alturas.
- Pueden no gustarle las superficies irregulares.
- Se mueve con mucho cuidado, incluso se disgusta cuando se le mueve.
- Puede sentir miedo de actividades que al resto nos parezcan no peligrosas.
- No le gustan los parques ni los parques de atracciones.
- No le gusta montar en bicicleta, saltar o balancearse.
- Se disgusta, enfada o pone ansioso con actividades o movimientos rápidos y/o inesperados.
- No le gusta que le inclinen para atrás, por ejemplo, cuando le lavan el pelo.
¿Qué podemos hacer? Algunas ideas generales:
Algunas indicaciones básicas sobre cómo acompañar a los niños con estas dificultades:
1. Respetar el perfil sensorial del niñ@. Con imposiciones y obligando difícilmente vamos a lograr que estos problemas se solucionen. No lo hace queriendo, lo siente así. Tenemos que valorar su perfil sensorial y establecer un plan de tratamiento integral que nos permita ir mejorando su calidad de vida. Pero siempre desde el respeto, a todos hay sensaciones que nos disgustan y todos encontramos nuestro equilibrio sensorial de distinta manera. Debemos respetar su espacio personal.
2. Dar el control al niño de sus propios movimientos, así se sentirá más seguro. No obligarle a hacer movimientos lejos del suelo y darle seguridad desde lo visual y lo táctil.
3. Para ayudar a regular el nivel de alerta debemos recordar:
-Un input vestibular previsible lineal, sostenido, estable y lento ayuda a organizarse. Puede acompañarse de input propioceptivo.
– Un input vestibular imprevisible, giratorio y/o irregular, tiene efectos excitantes.
4. Consulte con un Terapeuta Ocupacional . Si cree que estas dificultades están impactando en el día a día de su hijo, consulte con un profesional.
Fuente: http://ocupatea.es/vestibular/